domingo, 27 de noviembre de 2016

La educación de las Gilmore

Por mucho que ahora tenga una perfumería, supongo que en mi fuero interno sigo siendo la wannabe de Mary Poppins que terminó la carrera de Magisterio de Primaria convencida de que quería ejercer. Quizá porque de casta le viene al galgo ahora disfrutaría haciéndoles un Supernanny a esos niños insoportables que lo tienen que tocar todo en mi tienda mientras sus madres les dicen "estate quieto/a que la chica se va a enfadar" y admiro de corazón a aquellos pocos que saben comportarse, porque haberlos hay, y yo les daría un besazo antes de que salieran por la puerta. A los niños y a sus madres.

Parece ser que  el hecho de no ser madre me impide tener una opinión formada sobre la educación de los hijos, qué más darán los cuatro años de carrera. Y yo, que tengo dotes para la diplomacia, me callo y sonrío, porque pocas veces alguien llega a quebrantar mi paciencia. Supongo que todo se fue al traste cuando hasta para los padres el profesor dejó de ser un aliado y se convirtió en el enemigo a batir. Pensándolo bien, de buena me he librado.

Pero hoy el enésimo titular de "Cómo incrementar la inteligencia de tu hijo" ha movido algo dentro de mí, y aquí estoy, esperando que mis compañeras de piso se levanten para ver a las Chicas Gilmore y buceando en las profundidades sobre mi políticamente incorrecta opinión. Y pienso en lo realmente idílico que es haber sido la madre de Rory, pero que Lorelai le inculcó tres cosas fundamentales: seguridad en sí misma, curiosidad por el mundo y educación. ¿Acaso no podría ser así de simple?

Porque a mí la palabra curiosidad me encanta, siento demasiada debilidad por esos niños que todo lo quieren saber. Siempre me ha parecido que esos van a llegar mucho más lejos que aquellos que sus padres les obligan a hacer ejercicios para convertirse en unas mentes privilegiadas.


En fin, que espero que éstas se levanten pronto porque me muero de ganas de poner Netflix echando humo.

No sé cuando, pero volveré.


P.D.: Acabo de enterarme que hoy es el día del Profesor. Qué sincronización la mía. 

lunes, 14 de noviembre de 2016

4 cosas que me tienen loca


1- C'mon baby light my fire... muero por esa cazadora.
2- Si me pongo a ello, ¿me saldría algo tan molón? 
3- Metalizado y terciopelo, la obsesión continúa.
4- Ojalá estas Navidades hacer la foto perfecta.


No sé cuándo, pero volveré.

domingo, 6 de noviembre de 2016

November Issue

Saltándome octubre, noviembre ya me ha pillado con ganas de estar en casa debajo de la manta. Voy contando los días para que llegue el 25, ese día que será como Navidad para todos los amantes de las Gilmore (gracias a @wayaiu y a @establesb por hacerme sentir acompañada en esta locura). Pero hasta entonces, el mes también tendrá su jugo.


Sigo metalizada 

Por fin me hice con una falta plateada y una amiga le está cogiendo el bajo. Cuando la caída de la tela no es la adecuada, mejor acortar (sí, ya me estoy metiendo en el viejunismo máximo de alabar ciertas caídas). Pero para más inri, ayer cuando volvía de ver ese excepcional partido de Anoeta, me quedé prendada del plumifero plateado que una chica llevaba delante mío y aunque lo de comprar algo de Zara para que todo el mundo lleve lo mismo no me hace mucha gracia, caerá. 


Quiero una taza Gilmore 

Hay que celebrar la vuelta de mis chicas favoritas por todo lo alto y me está picando el gusanillo de customizarme un bonito tazón a la manera más Lorelai posible: Coffee, coffee, coffee. Ya que al final no me lancé con el punto de cruz, a ver si soy capaz de hacer una simple taza.


Boniato y Friends

Pero a falta de lo nuevo de Gilmore, a mí en otoño siempre me da por volver a ver Friends one more time. Llegar de trabajar y ver un par de capítulos a la hora de la cena es mi relaxing cup of café con leche particular. Y este año me siento más Friends que nunca (el otro día haciendo reparto de roles en casa me dijeron que yo tengo que ser Rachel, ahí es nada) porque me ha dado muy fuerte por el boniato, a ver si aprendo a cocinarlo la mitad de bien que mi compi Isa (nuestra particular Monica entre sartenes).


Lluvia, vela y libro

Ando bastante relajada con las lecturas, nada acumulativa. Leí Americanah y me encantó, leí Los Interesantes y me encantó, y ahora estoy con El club de los optimistas incorregibles y aunque todo el mundo lo pone por las nubes, a mí me está costando un poco. Sé que si pongo que estoy pensando en dejarlo alguien me dirá que no lo haga, que insista, por lo que mejor lo hago con silencio y alevosía. Por otra parte, para el club de lectura de este mes de Garoa también le estoy dando a Asamblea Ordinaria, y ése sí, ése me está dejando maravillada. Son pequeños bocados de realidad escritos de la manera más preciosa. 





Signature Scent

Yo, que vendo perfumes y vivo rodeada de ellos, no termino de encontrar el mío propio. Y lo que nunca antes me había pasado, me apetece pasar toda la temporada otoño-invierno rodeada del mismo olor, de eso que le llaman signature scent. Como juego, se me ha ocurrido idear una mezcla de varios para conseguir un resultado que me enamore, pero aún estoy en el proceso de ensayo-error. 


¿Adiós a Dorothy?

Otro asunto que me anda rondando por la cabeza, es el hecho de qué sentido tiene seguir identificándome como @dorothymaia cuando El tocador de Dorothy lo aparqué definitivamente. Pero me da cierta pena el cambio, como si fuera dejar atrás la identidad que tantas cosas buenas me ha dado, tantos amigos y tantas bonitas aventuras. Supongo que una vez con el run-run en la cabeza, terminaré por quitarme la tirita pero... 


No sé cuando, pero volveré.