domingo, 7 de junio de 2015

Tensión pre-parto

Soy una contractura andante. Ayer cuando me levanté después de dormir 9 horas seguidas como un tronco, me di cuenta que en algún punto de la noche, mis cervicales y toda mi espalda hasta los riñones, hicieron katakrak. Así, la tensión que he ido acumulando estos últimos meses, ha querido adquirir el protagonismo que se merecía y yo por mi parte, me tendré que dignar a llamar algún masajista para que me arregle un poco el desaguisado. Qué mal.

Estamos a un par de semanas del estreno (aún no hay fecha oficial, hasta que lo tengamos todo preparado cualquiera se atreve a ello) y me parece que llevo meses en una especie de caverna hibernando. Este longevo parto me ha llevado a olvidar hasta cómo me acicalaba el pelo a principios de año. Al menos la habilidad para el eyeliner sigue intacta.

Llevo semanas medio nerviosa con eso del qué me voy a poner ahora para diario, ya no tendré días de fiesta en los que me sirva el comodín del pitillos+camiseta+chanclas+cara lavada. Ahora, tendré que ir guapa todos los días, y una enorme duda existencial puebla mis pensamientos con si mi armario estará a la altura de las expectativas.

A mis obsesiones por los bolsos y los libros, se han sumado ahora la de los zapatos y las faltas midi (estoy a la espera de una maravilla en color mostaza...). Este futuro cercano con tantas horas sonriendo a la gente hace que quiera priorizar en mis gastos.

Fuente. Posible futuro uniforme para trabajar.

En fin, que si no me paso por aquí tan a menudo es porque estoy intentando escribir las mejores descripciones para la futura página web. Porque por si alguien no sé ha enterado, abrimos perfumería muy pronto.

Los detalles están al caer.



¡Besos!