jueves, 4 de diciembre de 2014

Con las tuercas apretadas

El lunes pasado tenía cita en Centro Karmele. Llegué después de un fin de semana tontorrón de hibernar mucho y de marcarme una de esas maratones peliculeras que hacen historia: Dirty Dancing, El diario de Bridget Jones, El diario de Noa y Que le gusten lo perros... ni más ni menos. Tenía en cuerpo con ganas de marcha y le dije a June (enfermera/nutricionista de Centro Karmele) que me apretara las tuercas. De esos días que el cuerpo te pide emociones fuertes y lo de pasar hambre de repente no te parece tan malo.


Entre las Navidades pasadas y el verano di un bajón majo de peso gracias a los cuidados de Centro Karmele (las menciono tanto porque sin ellas no habría hecho ni la mitad), pero desde el verano que nos propusimos mantener el peso para no pasar medio amargada los meses de sol, me había acomodado en esa inercia y no cogía carrerilla de nuevo. Por una parte muy guay porque las que habéis hecho alguna vez alguna dieta sabréis que lo de mantenerse luego suele ser casi más difícil que el adelgazamiento en sí, pero lo cierto es que tener a June y cía pendiente de mí es un lujo demasiado grande como para quedarme a mitad de camino.

Por lo que aquí llevo, media semana con las tuercas apretadas y muy contenta por hacer lo que conviene hacer. No pienso que haya estado perdiendo el tiempo hasta ahora, una tiene sus épocas y no siempre la cabeza está donde tiene que estar. Por ahora me propuesto llegar a Santo Tomás con una rectitud ejemplar, no sé comeré chistorra ese día pero alcohol bebo seguro. 21 días, como en el famoso programa de TV, dicen que son los necesarios para crear un hábito nuevo. ¿Se puede considerar hábito el pasar hambre? Cualquiera que me oiga con todo lo que como a lo largo del día. Además, con las Navidades a la vuelta de la esquina, con todos los turrones prematuros en los supermercados mientras yo no hago más que comprar zanahorias, manzanas y limones (es mi nuevo zumo mañanero), el reto se vuelve mucho más emocionante.

Como siempre se dice, en esto de las dietas o estás, o no estas. Yo ahora estoy. Así que a aprovechar.


¡Bessos!

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